Con sus grandes ventanales y mucha luz natural, sus mesas cómodas y despegadas del resto, además de su amable atención en cualquiera de sus sucursales, han hecho que me vuelva una clienta fiel y recurrente.
Al principio eran sus productos dulces los que me llamaban la atención, después sus tés para compartir (algo que me parece genial si voy con amigas) y ahora sumo los almuerzos, que me parecen sencillos pero bien elegidos.
Podemos disfrutar de un plato caliente de pastas secas italianas (la salsa de pesto de albahaca y nueces es deliciosa) o disfrutar de un excelente sandwich gourmet en pan de molde recién horneado acompañado por unas papas crujientes y dip casero.
Entre las variantes de sandwich podemos encontrar en la carta el de res mechado, pastrón artesanal, salmón, atún, jamón crudo y Caesar. Todos acompañados por papas cuña.
Para los días de frío, la carta nos tienta con los salteados de verduras, las pastas o el pollo grillé con mix de hojas verdes y papas. Todas opciones saludables, ideales para un impase en la jornada laboral.
De lunes a viernes además, podemos disfrutar de un menú ejecutivo que incluye la bebida y postre opcional.
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